Existe gran controversia sobre la obesidad hereditaria. Primero, vamos a diferenciar dos tipos: uno que denominaremos genético y otro no genético.
Es verdad que algunas personas engordan más fácilmente que otras, pero en países del tercer mundo con desnutrición no existen problemas de obesidad. De igual forma, una ballena no ingiere la misma cantidad de alimento que una sardina o un boquerón, lo que demuestra que, mientras más pesemos y más grandes seamos, más ingeriremos, pues tendremos que mantener las funciones corporales. Si dejamos de ingerir la cantidad de alimento apropiado para mantener estas funciones corporales, llegaremos a un estado catabólico, con la consecuente pérdida de peso. Si esto se mantuviera, llegaríamos a carencias nutricionales importantes que nos podrían acarrear incluso la muerte.